SOBRE LA LIBERTAD, LA BELLEZA Y EL EMPODERAMIENTO DE LOS CUERPOS HEGEMÓNICOS.

A raíz de la exposición de cuerpos hegemónicos en redes sociales, acompañados de frases como: “girl power” o “amémonos tal cual somos”, surgen algunas reflexiones acerca de la belleza, la libertad y de la tan utilizada frase “empoderamiento femenino”, concepto que no suelo utilizar por parecerme una suerte de slogan, y que prefiero trasponer por “consciencia feminista”. Sin embargo , en este caso decido utilizarlo, ya que es el que constantemente utilizan las mujeres que sostienen que empoderarse es hacer lo que una quiere, ser libre, y si lo que quiero es mostrar en redes sociales y en todos los medios mi cuerpo, perfecto, así debe ser. 
Aquí se plantea al menos una interrogante fundamental: ¿Qué entendemos por belleza y qué entendemos por ser libres?
El concepto de belleza es en sí mismo un buen lío… pero podemos acordar que en líneas generales, la belleza es relativa a la cultura; a la cultura machista; ya sabemos, los cuerpos que nos muestran en redes sociales: modelos, actrices, influencers; más o menos algo así como mujeres rubias, altas, flacas, cuerpos ejercitados, etc. Ser bello es siempre ser bello hegemónicamente. 
¿Es importante plantear un debate en estos términos, o dado el gran número de femicidios que ocurren en nuestro país el problema de los cuerpos y de la belleza es algo secundario y frívolo? Debo decir que antes que nada somos cuerpos; cuerpos dóciles, manipulables y atravesados históricamente por relaciones y tecnologías del poder machista. Basta con pensar en el concepto de femineidad, como un conjunto de normas que condicionan nuestro comportamiento, nuestra corporeidad; basta con entender por qué morimos en manos de machos que nos ven como objetos a los que se les puede matar si es su antojo. Nuestros cuerpos son cosificados. Así que ya creo que es importante dar este debate acerca de los cuerpos y la belleza hegemónica, y el tan engañoso discurso que proclama la emancipación de la mujer a través de bellezas esperadas y normalizadas.
¿Qué tiene de emancipatorio, de libertario, de empoderamiento, mostrar un cuerpo hegemónicamente bello; qué hay ahí de rupturista, de revolucionario? … ABSOLUTAMENTE NADA. 
Muchas de las mujeres que exponen sus cuerpos bellos acompañados de frases motivacionales que apelan a la autenticidad y a querernos tal cual somos, justifican tal acción sosteniendo que una de las vertientes del feminismo radica en la libertad que les otorga a las mujeres de mostrarse como lo desean. Y aquí debemos detenernos nuevamente, ¿realmente las mujeres somos libres de coincidir con un estereotipo de belleza dominante, somos dueñas de nuestros deseos, o simplemente somos el resultados de determinaciones culturales, machistas, ideológicas, étnicas, etc.? 
Es un engaño pensar que somos autónomas respecto a nuestros deseos y sobre todo el creer que es una elección personal querer ser bellas de forma hegemónica; ese deseo es producto de una cultura machista que nos dice cómo debemos ser si queremos ser aceptadas, respetadas y exitosas. 
Skinner (psicólogo defensor del conductismo) sostiene lo siguiente: “Estar de acuerdo en que “la libertad consiste en hacer lo que uno desea”, es pasar por alto los determinantes del deseo. Hay ciertas clases de control bajo las cuales la gente se siente perfectamente libre”.
Es por este motivo que se torna imprescindible generar una consciencia feminista que logre develar los mecanismos de adoctrinamiento machista. Hay una contradicción en sentirme empoderada pero simultáneamente cumplir con todos los estándares de belleza machista. ¿Qué sucede si decido pactar con este estándar? Porque no me siento lo suficientemente fuerte como para no hacerlo, porque no me disgusta tanto dar el brazo a torcer en este aspecto, porque simplemente estoy acostumbrada a pasar por el proceso de feminizarme cada mañana. No sucede absolutamente nada, podes hacerlo, pero es al menos un tanto indecoroso intentar convertir la vanidad en arma de revolución.