DEPORTE Y SEXUALIDAD.

 “¿LOS DEPORTES APLACAN LA SEXUALIDAD

Y VICEVERSA?”

Vanesa Martínez Peña 

Si bien la actividad sexual no es tomada en cuenta como ejercicio físico en sí mismo, el mejoramiento del estado corporal, sobre todo a través del ejercicio, mejora la frecuencia y calidad de las actividades sexuales; ya que erotiza a la persona, le mejora la autoimagen y le aumenta la autoestima.
Un estudio realizado en la Universidad de California mostró que aquellas personas que realizan ejercicio físico un promedio de 40 minutos diarios (ejercicio moderado) pueden aumentar considerablemente la producción de testosterona en el organismo, teniendo así más deseo y actividad sexual que aquellas personas que llevan una vida totalmente sedentaria. Mientras que un ejercicio prolongado (como una maratón) puede reducirlo. 
Por lo tanto, se llega a la conclusión de que, el ejercicio físico es bueno para mejorar la vida sexual en pareja. 
Estudios científicos han demostrado que el gasto calórico de un coito no es elevado y que la reposición de energía se logra tan solo con una taza de leche y un par de galletas o un sándwich de queso, etc.
Por lo tanto, la prohibición de relaciones sexuales antes de las competiciones carece de bases fisiológicas y científicas. Más aun, la privación de la vida sexual puede ser perturbadora psicológicamente con el tiempo. 
Cabe mencionar que, más allá de la generalidades que puedan existir, cada persona es un ser individual y único, que por lo tanto goza de subjetividad y que con el conocimiento de sí sabrá que es lo mejor en su caso. Hay que respetar los periodos naturales de recuperación y descanso. Lo que podría llegar a inhabilitar el máximo rendimiento, no es el coito en sí con su pareja estable sino cuando el deportista mantiene relaciones sexuales con personas desconocidas, en ocasiones siéndole infiel a su lejana pareja. Se supone que el desgaste físico y emocional es el doble en estos casos, ya que la experiencia pasajera llevaría a someterse a sobreesfuerzos físicos y emocionales estresantes, y al consumo de drogas (en algunos casos). 
Además si el deportista cree que el coito debilita, por sugestión, se sentirá más débil y rendirá menos. Existen quienes consideran que sobre todo para los deportistas jóvenes, una descarga masturbatoria puede ser beneficiosa para su rendimiento deportivo; porque aliviaría tensiones. Si la actividad sexual previa a la competencia es muy relajante puede disminuir la agresividad y la tensión. 
Estas prácticas disminuyen factores de riesgos cardiovasculares, y justamente la función sexual depende de una presión sanguínea dentro de parámetros normales, de que las arterias estén permeables y de que valores como: glicemia, colesterol y triglicéridos estén dentro del rango; además de un buen estado de ánimo. Podemos deducir que la vida sexual depende de estos factores directa o indirectamente, ya sea por las patologías en sí mismas o por los medicamentos asociados a las mismas.
Continuando con este tema: ¿el deporte disminuye el rendimiento sexual? 
En este sentido podemos observar diferentes circunstancias, la persona que sublima en el ejercicio físico de forma obsesiva; colocando completamente allí su libido, en la competencia. Hay personas con problemas sexuales que canalizan toda la energía erótica en deportes excluyentes y compulsivos. La actividad sexual no tendría que ser sustituida por la actividad física ni viceversa; aunque se pueda preferir una u otra.
Algunos jugadores de futbol han llegado a decir que en su ambiente no es bien visto que un jugador vaya al psicólogo o al psiquiatra y menos al sexólogo (“los hombre no lloran”), aunque éstos puedan padecer una eyaculación precoz, una disfunción eréctil, una crisis de identidad sexual, una fobia, un conflicto de pareja, etc.
Que la persona pueda hablar sobre sus problemas sexuales, y que logre pedir ayuda cuando lo necesite; es signo de fortaleza.