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Arquitectura

¿CUÁL ES LA RELEVANCIA DE LA PORNOGRAFÍA, PARA LA FUNCIÓN DE HETERONORMATIVIDAD QUE RIGE LA CONCEPCIÓN SEXO/GÉNERO DE LA SOCIEDAD OCCIDENTAL?

NaT Santos Monteriño


El desarrollo a partir de la guerra fría de lo que será la pornografía trasmitida en espacios y dispositivos de medios de comunicación masiva como la tv o el cine, define un modo de ver, un adiestramiento de la mirada que justificará por decirlo de algún modo, los afectos, la forma de sentir y de vivenciar el deseo y los placeres. La creación de lo que P. Preciado denomina “imperio Playboy” (2010), evidencia por una parte la producción de una figura masculina que se rebela contra el estereotipo de masculinidad heterosexual de la época, pero también lo constituye como tal, como prototipo en función de esa discordancia.
La pornografía pasa a ser entendida, como dispositivo de control y sistema de vigilancia del aparato del estado y sus dispositivos de aplicación. El manejo de la imagen, la exposición de los cuerpos, la expresión de los deseos y fantasías, el color, la edición, los desnudos, pasan a configurar nuevos modos y prácticas de relaciones que implican por supuesto, las nuevas maneras de producir subjetividad; evidenciadas fundamentalmente en cómo se entendía a partir de dicha época la relación del dualismo: interior-exterior, público-privado,normal-perverso. La irrupción de lo que será una característica fundamental del individuo del siglo XX: la exposición, la intromisión de lo privado en la esfera pública, está de algún modo relacionada con lo que Playboy fue mostrando y recreando durante su proceso de gestación y conformación como modelo y referente de la sexualidad de una época determinada. Según lo plantea Preciado (2010) en su último libro, mucho antes de las reivindicaciones feministas y de liberación sexual, se diseña (playboy mediante) un espacio doméstico pero a su vez autónomo, de un nuevo modelo de masculinidad: el ser soltero. Esto supone claro está, por añadidura, el relegamiento de la figura femenina, de su imagen y su ubicación en esta cadena de significantes, en una división y entendimiento del género como femenino masculino, y en términos hegelianos,en una relación de amo- esclavo. Se podría considerar tal vez, que en las primeras reivindicaciones llamadas feministas se denunciaban el lugar del sujeto femenino no desde la resistencia sino desde la concepción de dominación. Por tanto invertir los términos de posicionamiento no hacía sino perpetuar la lógica del sistema que los funda.
El modo cómo se representa el cuerpo, muestra, ofrece, hace de la
pornografía a partir de la década del 50, uno de los principales dispositivos de producción de interioridad y determinación de los espacios y los cuerpos. La sexualidad, el
modo en que se vivencia y define, pasa a ser consecuencia de la distribución del espacio como “topología política” (Preciado, 2010).
Basándose en la idea de heterotopía de Foucault, Preciado hace referencia a lo que prefiere denominar como pornotopía, es decir, aquel espacio donde confluyen y se relacionan de un modo singular: la sexualidad, el placer, la tecnología, generando nuevas pautas de producción de género y subjetividad. Estos espacios pornotópicos, surgen en función de sus contextos, con distintas características y finalidades, coexisten, mutan, modificando sus prácticas y códigos. Sus reglas de juego, como diría Wittgenstein. Todo este marco de discursos, valoraciones, parámetros de acceso- inaccesibilidad, lo visto, lo oculto; la repetición sistemática del deber ser del sujeto contemporáneo, son performativos del modo en que entedemos y concebimos eso que llamamos género. Este vivir de una manera o de otra, no es ajeno a la reglamentación biopolítica ni espontáneo ni natural.
La relación entre poder-control, observador-juego de los dispositivos relacionados
con la pornografía, presenta un observador-actor/esepectador, que controla y es controlado, un ojo activo pero pasivo dentro del panoptismo del sistema capitalista neoliberal y postmoderno, un individuo que se dice y piensa a sí mismo como representante de un poder que ejerce sobre el cuerpo y el deseo de un otro al que supone controlar y dominar como objeto de su deseo e interés; y ese mismo cuerpo-sujeto-individuo, sujetado, capturado por un otro
discurso que lo regula, coloniza, define haciéndole creer como propia, una ficción de su
ser tan abstracta y ajena como el poder que sobre él establece.(...)
Por tanto, en esta relación entre pornografía y heteronormatividad de la pregunta de la cual partimos, se puede considerar que cada una de las nominaciones como portadoras y representantes del espacio que denominan, son de vital importancia para el régimen psicopolítico al decir Han (2014), puesto que contribuye a perpetuar la división de género, partiendo del supuesto (tomado como axioma) de que la heterosexualidad sigue presentándose como la respuesta más viable y productiva de las sociedades occidentales

globalizadas.

Referencias

Butler, J. (1993/2002). Cuerpos que importan. Bs.As: Paidós.
Han, B. (2014). Psicoolítica. Barcelona: Herder Editorial.
Despentes, V (2006/2013). Teoría King Kong. Bs.As: Hekt Libros Preciado, B. (2010). Pornotopía. Barcelona: Anagrama
Preciado, B. (2008/2014). Testo Yonqui. Sexo drogas y biopolítica. Bs.As: Paidós.

¿Cuál es la relevancia de la pornografía, para la función de heteronormatividad? NaT Santos: Acerca de

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